Zinacantán
Siguiendo la carretera Panamericana, a 18 km de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas la comunidad de Navenchauc, dependiente de Zinacantán, yace en el fondo de un valle rodeado de un relieve típicamente calcáreo. Sus casas, sus huertas y sus invernaderos comparten el escenario con un llano colmado por las lluvias durante buena parte del año y convertido entonces en una laguna, a causa de las dificultades de desagüe de este valle cársico.
De aquí se retorna hacia San Cristóbal de las casas para tomar la carretera a Zinacantán, que es un pueblo tzotzil, a 10 km de la ciudad. El camino que conduce a él, pasa por la labor de Esquipulas, bello ejemplo de la arquitectura rural de los Altos donde se firmó en 1869 la tregua de la guerra de Castas. Prosigue bordeando los pies del cerro Huitepec, donde se ha constituido una reserva ecológica con senderos para apreciar la flora y la fauna propinas de las regiones templadas de Chiapas.
En Zinacantán los espacios sagrados están marcados por los cerros que rodean el pequeño valle y el conjunto formado por la iglesia San Lorenzo, de origen colonial pero remodelada a principios de siglo según el gusto del neoclásico sancristobalence, y las capillas de Esquipulas y San Sebastián.
El museo Ik’alojov resume dentro de una casa tradicional de paja y barro, la riqueza cultural zinacanteca. En él hay muchas muestras de indumentaria, mobiliario, instrumentos musicales, utensilios. El despliegue de la producción artesanal de tonos de gran colorido al valle cuyo paisaje está salpicado de invernaderos para la producción florícola. Las flores son parte importante no sólo de la economía zinacanteca sino también de sus rituales.
Zinacatan, junto a San Juan Chamula, es una de las comunidades indígenas más visitadas y donde el turismo representa una importante fuente de ingresos.
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